Había una vez una estupenda piscina pública situada en el centro de la ciudad, donde por avatares de la vida ni por las tardes ni los fines de semana aparecían personas con agradables rpt y cargos con jefatura virtual. Pero la vida seguía porque las  y los oficiales y operarios, y el personal de contratas, desempeñaban esas competencias de forma correcta y barata para el ayuntamiento.

El verano transcurría, más o menos como siempre, con los jaleos casi siempre cuando no hay jefa o jefe, vamos lo habitual, y a solventarlos el indio de turno.

Pues bien, en esa piscina, un usuario fue requerido en sucesivas ocasiones para que cumpliera unas normas que se saltaba alegremente a la torera. La segunda vez seguida en dia consecutivo y ya en fechas sanfermineras, se le inició en la comprensión de las normas, y  fue requerida la presencia de la policía local, para que le explicaran mejor la lección. Ante esta acumulación de personas instructoras, el susodicho usuario fue reconducido y por lo tanto el oficial con mando en plaza, decidió, con buen criterio, que no se le expulsara del recinto. Buen rollito y tema solucionado.

Pero como en los cuentos de verdad, esta historia no podía tener un final feliz. Y para que este cuento tenga intriga seguiremos contando el desarrollo de esta historia de abandonos.

El usuario dolido en su ego decidió una jugada maestra, irse a comisaria a poner una denuncia por malos tratos y amenazas del oficial “responsable” de la instalacion, que generosamente había decidido que siguiera en la piscina pese a la actuación de la local en la charla explicativa de las normas que no cumplía. Y claro la policía nacional quiso saber quién era ese jefe tan osado. Y hete aquí que ese oficial, nombrado como jefe supremo de una instalación con 6000 usuarios por el módico precio de 0 euros, se ve envuelto en un juicio rápido con fecha fijada para  el final de este mismo mes, y del cual ya veremos que decide el juez

Y atentos al final, que tiene traca y fuegos artificiales.

A ese oficial, nadie le avisa de que tiene derecho a cobertura legal, al estar desempeñando su puesto, a un buen servicio jurídico de la casa, nadie decide abrir un expediente sancionador a ese usuario para aplicar el reglamento de faltas establecido (que si lo abres tú, que si  lo abro yo, que si sí que si no) y nadie muestra el mas mínimo interés en acompañarle en esa travesía de papeles y juicios, de despacho en despacho, y nadie hace otra cosa excepto el lavarse las manos con más estilo y clase que el propio Pilatos.

Abandonado a su suerte, a su maldita suerte de tener que dar la cara por el ayuntamiento y ver como se la parten por el morro.

Que hubiera pasado si este compañero no fuera de CGT?.  El abandono de su superior inmediato, el abandono de su jefe de servicio, el abandono de los servicios jurídicos municipales… vamos que hubiera quedado como un perfecto anuncio del clásico veraniego del perro abandonado en mitad de la carretera.

Que poquica vergüenza tienen algunas personas de esta casa con carguicos, que poquica vergüenza. Afortunadamente todo parece reconducido (o así lo esperamos tras los movimientos de ayer mismo)

Y para finalizar, la moraleja:

”no te fíes ni un pelo de quien cobra más que tú ocupando jefaturas, que intentara darte su faena y te dejara en la estacada en cuanto te descuides, y aunque creas que exageramos, no estaría de más que te afiliaras, por si acaso..”