Bueno, pues ya está, los resultados de las elecciones de ayer, dibujan un panorama en el ayuntamiento de Zaragoza, totalmente diferente a lo que había en los últimos años.

CGT es un sindicato, que nunca se ha casado con nadie, que siempre ha mantenido una coherencia, con respecto al poder. Nos da igual de qué color sea nuestra particular patronal. Sabemos negociar y pelear, sabemos cómo defender al personal municipal, con unos y con otros. Pero lo que está claro es que tras los resultados de ayer, los vientos se han acelerado y deberemos presentar una fuerza que evite que se produzcan huracanes de retrocesos, tanto en las cuestiones económicas, como en las cuestiones sociales.

Nuestra posición en el ayuntamiento de Zaragoza es robusta y en estos momentos, donde ocupamos tanto la presidencia de la junta de personal, como la presidencia del comité de empresa, tenemos una representación que vamos a hacer valer.

Ni un paso atrás, ni un paso en falso.

Hacemos un llamamiento a la plantilla, para que nos mantengamos unidas y unidos, para que aprendamos entre todas y todos a hacer valer nuestros derechos. Ni nos deben asustar los despachos, ni nos deben asustar el ocupar los espacios en las calles, si es necesario.  

CGT, en su firme defensa de sus ideales, no se deja influenciar por cantos de sirenas ni tampoco por presiones derrotistas.

Ni han jugado con nosotras, ni nos dejaremos arrastrar por zozobras azules, naranjas  o de los colores que sean.

En estos momentos, CGT se compromete a ser la barrera que siempre hemos intentado ser contra los retrocesos laborales. Ahora, más que nunca, el anarcosindicalismo será el bastión de defensa de la plantilla municipal.

Seguimos creyendo en un mundo nuevo, porque lo llevamos en nuestros genes y en nuestros corazones.

Larga vida a los derechos laborales, larga vida a los derechos sociales, larga vida al ideal anarquista. El poder corrompe, nos toca a nosotras ser la referencia sindical de esta casa.