En un país muy muy lejano, mientras la corporación municipal optaba por contribuir a diseñar un espacio de negocio para las grandes empresas, el personal de las instalaciones deportivas que considera necesario hacer cierres de las distintas instalaciones para que la corporación municipal se decida a contratar más personal va siendo más numeroso. A día de hoy, no se descarta la posibilidad de declarar alguna jornada de huelga en días festivos de la temporada de verano. Esta es la doble realidad que se vivía en ese país. Peor servicio para el ciudadano mientras se prepara el negocio para las empresas a costa del dinero del ciudadano con modelos como el buscado para las futuras piscinas municipales en la Almozara.

            No deja de ser curioso que se esté dejando languidecer a las piscinas municipales por falta de personal y en cambio se opte por la “gestión público-privada” para nuevas instalaciones. Pero… ¿qué supone eso de la gestión público-privada de los servicios públicos?. ¿Donde situamos el discurso de lo “rentable” en este asunto?.

            Para explicarlo con lenguaje claro y cristalino, lo primero que haremos será comparar la administración pública con una vivienda. La administración es como una familia. En la vivienda de una familia se realizan servicios para la comunidad familiar como son las tareas domésticas, pequeñas reparaciones, las compras, la cocina, etc. Esta familia tiene los recursos propios que son las personas de la familia y que prestan esos servicios de forma directa. Estos servicios, en el caso de las familias se prestan con el dinero que ingresan por las nóminas, y en el caso de la administración con los impuestos. ¿Como se prestan los servicios en una familia y por extensión en la administración?. Esto queridos niños, será la parte del cuento que dejamos para mañana…