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Lo primero de todo agradecer vuestra presencia hoy aquí, como ya estuvimos algunos y algunas ayer en diferentes puntos de nuestras ciudades, creo que hablo por boca de todas y todos al decir que nos sentimos totalmente defraudadas y defraudados por este sistema totalmente patriarcal, las mujeres nos sentimos indefensas ante quien nos tiene que proteger.

El caso de La Manada va mucho más allá de unos jueces y de una sentencia. Es todo un sistema patriarcal que banaliza la violencia contra la mujer y justifica, favorece y alimenta los abusos del hombre sobre ella en todos los ámbitos.
Hoy hay muchas mujeres que temen que la sentencia a “la manada” se convierta en un efecto llamada. Hoy, quién no esté indignado, preocupado, asqueado, es dudosamente calificable como humano. Hoy somos una sociedad peor y yo no me conformo.

Hoy hemos aprendido una nueva lección en España:

Si una noche 5 tipos se llevan a tu hermana, hija, sobrina o amiga de 18 años, a un portal, y entre todos se van haciendo turnos para penetrarla bucal, vaginal y analmente, incluso a la vez, sin protección, grabarla, humillarla, mientras la inmovilizan para después robarle el móvil, y dejarla tirada como si fuera un papel usado, arrugado y sucio, y la justicia no recae con fuerza sobre ellos, esto sólo nos puede llevar a pensar que esta, nuestra sociedad está retrocediendo 200 años y que nos lleva en pleno 2018 a ser una sociedad peor. Sociedad que nadie queremos para nuestros hijos.

 

Porque hoy se ha creado un precedente legal que dice que puedes VIOLAR a alguien en grupo, y sale más a cuenta que decir lo que piensas en una red social, o pelear por lo que se considera democracia.
Lo que hace esta sentencia es ahondar en los estereotipos que tradicionalmente reproduce el sistema judicial y envía un mensaje: les dice a las mujeres algo que es erróneo, que necesitan resistirse y sufrir una violencia física extrema para considerar que han sido agredidas sexualmente. Para afirmar que no hay violencia ni intimidación, el fallo nos explica el tipo de violencia que debería haber habido: la que causa lesiones graves o la que se da tras la resistencia activa de una mujer.

 

Y esto es algo absolutamente obsoleto. Naciones Unidas lleva años defendiendo que la violencia no es eso, sino que es violentar la voluntad. Esto, a ojos de lo que se relata en la sentencia, ha ocurrido aunque el tribunal no lo vea. Incluso podría no entenderlo como violencia, pero tampoco lo entiende como intimidación.
Si el sistema protege al agresor y no a la víctima,
Si cuestiona al robado y no al ladrón,
Si duda de las lágrimas por no ser suficientes,
Si garantiza derechos al que golpea y obliga a conformarse al golpeado,
Si cuestiona los “porqués” del demandante y no del demandado,
Si indulta al poderoso que roba mucho y encarcela al que tiene hambre,
Si libera a depredadores condenando a sus presas a recluirse
Si la justicia es igual para todos, menos para quienes la aplican y sus protegidos
Si para exigir justicia tienes que gritar frente a la corte y no dentro de ella,
Si la justicia encierra la música e indulta la corrupción
Si te persiguen por tus ideas y no por tus actos, si justicia es en definitiva, que la víctima de cualquier agresión sea mirada con lupa y cuestionada mientras que el agresor disfrute de todas sus garantías, tenemos un problema.

Tendremos que cambiar el sistema, el poder legislativo, el judicial, a los jueces y juezas, o acabar con él.

Mientras el mayor miedo de los hombres es que se rían de ellos, el mayor miedo de las mujeres es que nos violen y nos maten. Nuestros miedos dicen mucho del mundo en el que vivimos, ese mundo que nos demuestra día a día que tenemos razones para tener miedo, porque nos violan y nos matan. Ese mundo que nos pone ante casos (algunos muy recientes) de mujeres que están muertas por haberse resistido a una violación. Hoy la justicia española nos ha mandado un mensaje terrible y vergonzoso a todas las mujeres: si no nos resistimos, si no nos jugamos la vida, si no nos arriesgamos a que nos maten, no podemos esperar protección y justicia. Los jueces del juicio de la manada entienden que cinco hombres en un portal sin escapatoria no es intimidatorio y que por eso no puede ser entendido como violación sino como abuso, que nos haga reflexionar que unos de los tres magistrados pidió la plena absolución.

Exigir la resistencia y no entender la intimidación de las mujeres es no entender absolutamente nada del mundo en el que vivimos, es no entender nuestro miedo.

 

Os voy a decir los nombres de estos cinco que se hacen llamar la manada:

 

  • JOSE ANGEL PRENDA MARTINEZ
  • ANGEL BOZA FLORIDO
  • ANTONIO MANUEL GUERRERO ESCUDERO
  • ALFONSO JESÚS CABEZUELO ENTRENA
  • JESÚS ESCUDERO DOMINGUEZ

 

Y el nombre de los tres magistrados:

  • JOSE FRANCISCO COBO SAENZ
  • RAQUEL FERNANDINO NOSTI
  • RICARDO JAVIER GONZALEZ GONZALEZ (este último es el que pedía la absolución y digo que la víctima parecía estar disfrutando).

 

Finalizar remarcando sobre las relaciones sexuales que:

  • NO ES NO, aunque sea desnudas.
  • Que queremos llegar a casa con copas o sin ellas sanas y salvas.
  • Que queremos vestir como nos dé la gana sin que nadie nos juzgue por ello.
  • Que si NO se opone resistencia activa, PORQUE NO SE PUEDE, también es NO.

 

Hoy salimos a la calle a pedir justicia y reclamar unas instituciones en las que podamos creer y confiar. Mientras las conquistamos nos cuidaremos unas a otras y diremos:

 

Hermana, yo sí te creo, esta es tu manada


No es no

 

Basta de patriarcado