Recuerdo hace muchos años, que el estreno de la película El Rey León fue algo comentado en casa. Me comentaba mi amigo Carlos lo espectacular que era ver en la gran pantalla la conocida estampida de los ñúes. No fui  verla y tuve que conformarme con el vídeo doméstico. Otras obligaciones me lo impidieron. Pude ver la estampida en la nueva película donde las técnicas de ordenador han hecho su trabajo. Pero creo que aún voy a volver verla, aunque esta vez de nuevo los actores cambian. Primero, los dibujos animados, después la animación por ordenador con efectos súper-realistas y la próxima con el personal del Ayuntamiento de Zaragoza en su vuelta al trabajo.

              Creo que todo el mundo conoce la película. Un león que es rey de la manada (Mufasa), un hijo del rey que será el heredero (Simba), otro león que ansía el poder (Scar), se alía con las hienas y utiliza a los ñúes, empujados por las hienas  en una tremenda estampida, para acabar con la vida del rey y con la del pequeño león. El pequeño león Simba, es quien desata la ira del león Scar, que había vivido a la sombra de Mufasa, esperando su muerte para reinar sin mayor preocupación.

              Todo el mundo está al tanto de lo que ocurre en este país. El gobierno del PSOE en coalición con UP, la oposición haciendo piña con la ultraderecha a la que no se ha puesto cordón sanitario como en los países democráticos y una terrible pandemia fruto de la globalización de la economía y el tremendo tránsito de ciudadanos por el mundo. Para cortar la propagación del virus y ante la imposibilidad de suministrarse de material en un país de empresas deslocalizadas, se ha optado por encerrar a todo el mundo. A nadie le gusta estar encerrado. Pero aún gusta menos perder a los mayores que son quienes sufren peores consecuencias con esta enfermedad.

Muchos días encerrados. Muchos días para pensar que un día habrá que volver. Mascarillas, guantes, distancia con nuestros semejantes, jabón y agua… La verdad es que no son tan complicadas las instrucciones. Todo el mundo se aparta del otro en la calle. Tras el shock inicial, se ha dispuesto al menos de un mes para organizar con reflexión la vuelta al tajo, Todo un mes para que las jefaturas de Servicio  piensen cómo será la vuelta. Todo un mes para reflexionar cómo garantizar esas medidas de aislamiento y protección en los distintos puestos de trabajo. Para pensar si se necesitarán pantallas, mascarillas, guantes… para preparar al fin y al cabo el hecho de que un día habrá que volver, y que habrá que hacerlo en las debidas condiciones.

El personal municipal ha de ser informado, formado y se le ha de suministrar el material de protección necesario para que desempeñe su trabajo. Esta formación e información se ha de suministrar de tal modo que se acredite su entrega antes de ir al tajo. Esto no está pasando en el Ayuntamiento. El personal municipal es llamado a su puesto y tan sólo dispone de las llaves. Nadie les ha llamado previamente, nadie les ha facilitado la información, formación ni material de protección. Llegan a sus puestos, se encuentran solos o acompañados y llaman a sus secciones sindicales. Se revuelve el mundo interno y al final aparecen allí mascarillas, guantes o lo que sea… pero sin protocolos de trabajo, sin entregas personalizadas que permitan saber cuánto material será necesario a lo largo del tiempo… Nos preocupa que este caos repartido entre todos los servicios del Ayuntamiento provoque un desabastecimiento de medios. Porque estas situaciones que se viven o han vivido en deportes, servicios sociales, limpieza pública, que se van a vivir el lunes en urbanismo o colegios a tenor de las “instrucciones” que llegan a los trabajadores vía mail, que se vivirán también en sus subcontratas y otros servicios; nos preocupa ya lo hemos dicho, que superen la capacidad de organización del Servicio de Prevención y su necesaria previsión de existencias de materiales de protección. Se ha comunicado esto al gobierno de Zaragoza, a la Corporación municipal. Son conocedores de la situación. Y aunque se está colaborando estrechamente y con lealtad con ellos, asistimos asombrados a lo que se avecina.

¿Porqué se está permitiendo esto?. Es algo que no alcanzamos a comprender. Avisados estaban. Quizá es imposibilidad de gestión de la vuelta al trabajo, porque todavía no hemos oído a nivel nacional medidas concretas diferentes a las del gobierno que llevaran a una mejor gestión, sólo soflamas y veneno.

En el Ayuntamiento, aunque alguna hiena lanza sus perlas en las redes, la gestión durante el encierro no parecía que desencadenara en esta situación. ¿Será que al final, sólo interesa un resultado de “gestión” con el fin de ponerse medallas en una desescalada rápida, aunque para ello sea necesario provocar “la estampida del personal municipal” empujado por las órdenes de apertura que necesariamente partirá de las diferentes concejalías?.  ¿Será este cambio en la actitud  para hacer daño al gobierno mostrando que se debería haber abierto el confinamiento antes?…

Esperemos que el lunes, todo se haya normalizado. Que el personal reciba las instrucciones claras, que se le entregue la información y el material de protección, si fuese necesario, con la proyección temporal, documentación y antelación necesaria para que no se den problemas de desabastecimiento, que se celebren reuniones con las empresas para coordinar los trabajos y la prevención, que la vuelta sea en las mejores condiciones de seguridad y salud.

Pues eso es lo que espero. Mientras, voy a volver a ver la nueva del Rey León.

Vassili Záitsev.

“Los funcionarios son como los libros de una biblioteca: los que están en lugares más altos son los que menos sirven.” Paul Masson (1846-1896)