Si vais por Segovia, hay un restaurante que se llama Cándido que se hizo famoso en la televisión porque cortan los cochinillos asados con un plato. Así de tiernos quedan. Horno de leña.

 Nacho Celaya también tiene un horno. Aunque no es suyo. Lo gestiona Elena Giner, él sólo lo utiliza y lo controla la jefatura de centros cívicos.. Y éste es más ecológico porque es solar. Ahora empieza el verano y se pone a pleno rendimiento. Lo que ocurre es que no asa cochinillos en su interior, sino personas. En ese horno conocido como Centro Cívico Tío Jorge, se empiezan a registrar temperaturas en las que no se puede ni trabajar ni a atender personas. Entre dos la tenían y ella sóla se murió dice el refrán.

En el Comité de Seguridad y Salud, ya nos comunicaron que está en proceso de adjudicación la climatización. Eso es tanto como decir que hay que esperar, que la están peinando. Creo que nadie de los presentes creyó que la cosa estaría solucionada este año, pero esperábamos que por respeto al personal municipal y a la ciudadanía que se atiende se cerrara si se volvía a repetir la situación.

No parece razonable tener que cerrar un centro municipal por temperatura, pero tampoco que las condiciones de trabajo sean las mismas que las de una paridera en medio del monte.

Como no parece que puedan gestionar con eficacia la atención a la ciudadanía y las condiciones de trabajo saludables para el personal municipal, que gestionen el horno, y cuando estén hechas las personas, que Nacho o Elena o quie tambien tengo competencias sobre este tema, las corten con  un plato.

 

¡Como los cochinillos en Segovia!.