Nuestro Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón vuelve en todo su apogeo, pese a su pesar, ya que en su momento repitió (a eso algunos, monárquicos irreductibles, lo llamarían “constancia”, aunque, en realidad, se debería de decir “tener posibles”) tres veces 2º de la ESO, dos de ellas en España y la otra en la academia militar Culver de Estados Unidos.

Sin embargo, y ahora viene el por qué de la noticia, ha conseguido aprobar, en una especie de “milagro de los milagros”, los cinco cursos que le restaban, tres de ESO y dos de bachillerato, para acceder a la universidad, sin apenas dolerle, es un decir, en dos años, digamos que sin truco, o casi, mediante el sistema de estudios de los hijos (que cruel estoy siendo, ya lo sé) de Trump, es decir, de los estadounidenses.

La palabra clave para todo este milagro, o casi, se llama “convalidar”. Ya que nuestro sobrino, el díscolo, pero sobrino al fin, Froilán, ha conseguido convalidar sus estudios en España, según su historial, dilatado y azaroso, y acceder a lo que hace tan solo unos años, hubiera sido Utopía, y sin embargo ahora, se llama: Universidad.

Comenzará sus estudios universitarios, según se ha hecho eco la prensa, en Administración y Dirección de Empresas (ADE) en el CIS The College for International Studies, universidad internacional en el mismísimo centro de Madrid.

Ahora viene, por no decir el quid, sí el “matiz” de la cuestión. El centro elegido para Froilán en Madrid, ya que este vecino del mundo, se niega a pensar que todo esto ha sido idea de nuestro sobrino y sí “Realmente diseñado” por parte, claro está y como debe de ser, del “ente” familiar, y que le dará acceso a las principales universidades de las Américas del Trump de marras, costará la nada despreciable cifra de 18.000 euros por curso.

En una España que se sigue debatiendo entre la crisis, y ésta sí que es REAL, y la publicidad del gobierno de que ya se empiezan a atar, otra vez, los perros con longaniza, vemos, y esta noticia lo confirma, que está más vigente que nunca ese triste refrán: “El que tiene padrino, se bautiza”.

Y no nos confundamos, el verdadero padrino siempre ha sido, y es, el dinero. Lo demás, la familia, y en este caso los títulos, claro que ayudan, pero si la familia no tiene dinero, como hubiera dicho aquella miss, ya no estarían en el candelabro.