No, no nos hemos vuelto locos. Sabemos perfectamente que los reyes son más de llevarse que de traer. Pero también sabemos que la sociedad actual en la que vivimos está más inmersa en el egoísmo que en la solidaridad. Somos irremediablemente portadores de un espíritu infantil que nos hace creer en la posibilidad de alcanzar un mundo mejor basado en la solidaridad entre personas trabajadoras. Porqué pues no llevarlo más allá, hasta el mundo de la magia. En la imagen, vemos personas procedentes de otros países en una playa. Como otras que llegan. Si fuesen auténticos, deberían llevar los papeles en regla y un pasaporte sanitario para sus monturas. Está claro que no son estos auténticos, pues probablemente acabarían en un centro de internamiento. Pese a no ser auténticos, es fruto de la tradición que aparezcan en multitud de sitios Melchor, Gaspar y Baltasar para recoger las peticiones que los niños hacen con ilusión. Para muchas personas, hace unas décadas, Baltasar fue la única persona negra que vieron en su vida, aunque sabían de su existencia en África. Al menos, por los dibujos de las cartas en las que salía la familia bantú o por aquellas huchas del Domund. En muchos lugares era alguien disfrazado y con la cara pintada, puesto que salvo aquellas ciudades donde Franco se blanqueó no con Ariel que cantaban los niños, sino con una base americana, las personas negras no se veían por ningún lado. Hemos contemplado con vergüenza como en algunos lugares, Baltasar ha cambiado de raza. Pese a esta situación inexplicable de racismo injustificable y gratuito, seguimos creyendo que algunas personas de buen corazón pueden cambiar el mundo.

Por ello, esperamos, haciendo uso de nuestra parte infantil y metidos ya en el mundo de los magos, que hagan reparto no de oro incienso y mirra, sino de los presentes que se pedían al mago de Oz. Que los magos este año traigan pues un corazón. No para el hombre de lata, sino para quienes siembran el odio hacia las otras personas. También, porqué no, un cerebro como el que demandaba el hombre de paja, para que la reflexión les haga sentir ese corazón que tanta falta les hace. Pero nada conseguirán si a ese cerebro que piensa y el corazón que les proporcione empatía no se le suma el coraje necesario para enfrentar ese discurso fácil de odio y volver de nuevo a ser personas completas.

Creemos que con estos tres presentes para aquellas personas que tan necesitadas están de ellos, el resto de cosas que les pediríamos, como estabilidad en el empleo, continuidad de la gestión pública al 100% en los servicios al ciudadano, la dotación del personal necesario para que el Ayuntamiento cumpla con su papel de servicio público, la igualdad entre las personas y el reconocimiento de la dignidad de todos los seres humanos, vendrían solas.

Como es posible que estas tres cosas o bien no estén disponibles o los cuerpos a quien van destinadas experimenten síntomas de rechazo, no cerraremos hoy esta Sección Sindical. Recordaremos a todo el mundo la tremenda necesidad que tenemos que los tres reyes magos traigan no riquezas, sino los presentes que un hombre de paja, otro de lata y un león le demandaban al mago de OZ. Cerebro para pensar, corazón para sentir y el coraje necesario que permita que los resultados de la reflexión y la empatía broten en los corpúsculos de odio y egoísmo que anidan y crecen en esta sociedad.

Feliz noche de Reyes.