Hoy, antes de que nuestras compañeras y compañeros comenzasen a atender a la ciudadania, nos hemos pasado por recaudación. A las 8:15, antes de que las máquinas empiecen a dar turnos, ya había casi treinta personas esperando a ser atendidas, dándose la vez entre ellas, como se hacía antes en el mercadillo del barrio,  para poder acceder (luego) a la máquina de turnos. Se ha notificado ya ante el comité de Seguridad y Salud Laboral esta situación, que no es nueva. Se  acometieron, en su momento,  reformas, pero…… son a toda vista insuficientes.

El nivel de ruido es ya, insoportable en estos momentos. Hemos de considerar, que si bien la cantidad de personas atendidas diariamente ronda las 400, ayer se llegaron a atender 1100. Más del doble. El nivel de ruido producido por el murmullo hace que aquellos que no trabajamos en este entorno no sepamos como son capaces de realizar su trabajo. A esto hay que añadir que algunos de estos ciudadanos pueden necesitar atención en un lugar diferente, con lo que el compañero o la compañera debe de llamar al técnico que no está presente en el sitio y transmitir las instrucciones recibidas por teléfono al ciudadano. Además de tener que estar expuestos a posibles situaciones de estrés provocadas por el comportamiento de algúna persona nerviosa o cabreada…..

Ya se habló con los responsables sobre la necesidad de que no se volvieran a repetir estos envíos masivos y que se escalonaran en el tiempo, evitando la sobrecarga de trabajo que ocasionan. Pareció que se tenía predisposición a hacerlo así. La realidad es bien otra. Se ha hecho un envío masivo de 60.000 cartas de embargo. Una sobrecarga que consiste en el trabajo que se desarrolla normalmente a lo largo de 150 días. Una situación de desprecio por la salud de nuestros compañeros y compañeras que nos deja ante la tesitura de no saber qué dirección tomar ya, salvo la de la denuncia ante inspección de trabajo, y una intervención en el punto de varios en el Comité de Seguridad y Salud que se celebrará mañana