El nombramiento por parte de la ciudad de Zaragoza de sus hijos predilectos anuales nos trae este año una sorpresa y una polémica. De la polémica, no hablaremos porque nos parece que la derecha, con su postura, ya se ha definido bastante, pero si que vamos a hablar de la sorpresa.

Y nos sorprende que se haya propuesto a la policía local, por su trabajo en el confinamiento. El resto de las y los trabajadores municipales, que han estado al pie del cañón desde el primer día, parece ser que no son merecedores de tal distinción.  Trabajadores de primera y trabajadores de segunda, asalariados con privilegios y personas a las que se les niega la jubilación parcial. Seres con pistola y aplauso fácil, y auxiliares de la casa amparo, por citar alguien, sin protección (recordemos que al principio tuvieron que comprarse chubasqueros en el chino para proteger y protegerse un poco)

Es curioso que algunos colectivos en esta casa están bien atendidos y otros parece que molestan.

Desde CGT pensamos que este clasismo es perjudicial para el conjunto de la plantilla. Cuando alguien ve que a otra gente se les valora por lo que trabajan y cobran y a otros no, y que se premia, marcando diferencias, en demasía, solo a determinados colectivos hace que entre en una vorágine de desidia y desesperación que en nada ayuda a crear buenos ambientes laborales.

No entraremos a valorar el trabajo especifico del colectivo policial durante la pandemia, que habrán hecho lo que mejor hayan podido hacer, pero nos sorprende que una vez más, vuelvan a silenciar el magnifico trabajo realizado por el conjunto de la plantilla, de toda la plantilla municipal, que han estado en todo momento a las ordenes de sus superiores para realizar su trabajo con la mejor de las disposiciones. Unos desde sus casas, otros de forma presencial, y mucha gente considerada como trabajo esencial.  Pero no olvidemos que hay personas en segunda actividad sin destino, que siguen siendo personas activas y en nómina que han estado, viendo que su actividad seguía y sigue sin existir hasta en estos tiempos difíciles.

En fin, alguna gente pensara que somos rencorosos, envidiosos y muy malos y malas por poner el dedo en la llaga de esta distinción, pero ¿de verdad alguien nos puede decir, mirándonos a los ojos, que no han sido dignos de la misma distinción los compañeros y compañeras de la casa amparo, del albergue, de bomberos, de los servicios sociales, de infraestructuras, de la limpieza, etc, en definitiva, de puestos y oficinas vitales para el desarrollo y cuidado de la ciudad y sus habitantes?

Siempre se ha dicho que unos nacen con estrella y otros estrellados. Por algo será.