En este desierto que atravesamos, que es la negociación del pacto, se ha instalado el discurso del flojerío sindical que está intentando cambiar el escenario negocial, sustituyendo la responsabilidad por la prisa, quizá con el objetivo de buscar un escaparate mejor; las elecciones sindicales y municipales.

Ante la posición novedosa de este gobierno municipal, que quiere revisar todos y cada uno de los artículos, presentar una plataforma no parece a criterio de CGT lo más indicado si lo que se pretende es llegar a firmar un pacto con mejor expectativa que el actual. La última reunión negociadora, quedamos en entregar lo que queremos mejorar en los artículos 11 al 21. Hasta el artículo 11, todos y cada uno de ellos son de diferente redacción a lo anterior. Es decir, todos y cada uno de los artículos han sido modificados en su redacción, no necesariamente en su contenido efectivo.

Pretender que sea un monólogo sindical es un escenario irreal. Pero eso lo sabe (porque si lo desconoce es más grave) quien asegura que sólo quiere hablar de unas cosas y firmar corriendo antes de las elecciones. La otra parte, el Ayuntamiento, ya ha dicho que va a modificar todo el articulado, lo que obliga, de hecho, a revisar antes o después, artículo por artículo. Así pues, ante la disyuntiva de presentar o no la plataforma completa, se ha quedado en aportar por adelantado lo que se va a tratar en los próximos puntos. No es el escenario que CGT entiende como mejor, pero cuando se pretende un escenario de negociación junto con otras secciones sindicales, asumimos siempre que se opta en conjunto por la mediocridad sindical, dado que el flojo no puede mejorar, el resto ha de bajar su listón al punto más alto que es capaz de tolerar el flojo.

El pacto tiene un peligro. Al contrario que el convenio, no es necesaria una mayoría sindical que lo firme. Es un asunto serio este. Es trabajo de todas la secciones, servir de muleta al flojo para que avance hasta su máximo nivel para que ese sea lo más aceptable por todos los demás.

Dos partes negocian. Los trabajadores representados por múltiples secciones sindicales y el gobierno municipal. El pacto ha de contener obligatoriamente la firma del gobierno municipal y la de alguna sección sindical. Una sola es legítima para hacerlo. Luego si el gobierno municipal representado por el sr. Concejal está dispuesto a modificar todo el articulado solo quedan tres opciones:

1.- Aceptar discutir todo el articulado.

2.- Discutir solo los artículos que interesan en cada una de las plataformas y dejar el resto al libre albedrío del gobierno municipal.

3.- Levantarse de la mesa si no se está de acuerdo con la metodología dejando al resto hacer lo que considere oportuno.

Así pues, hemos proporcionado a los interlocutores designados por el Concejal nuestras propuestas sindicales para los artículos 11 al 21 que no vamos a desgranar a golpe de correo. Somos conscientes que esta medida, aunque no es la proporción de la plataforma completa, se le parece. Aquí, una primera concesión. La proporción de estas peticiones aligerará en cierto modo la negociación. Nuestra plataforma, que no proporcionamos al completo, está costruída con lo que se ha aportado por parte de la afiliación. Habrá unas que se podrán mantener, otras incluso mejorar y otras se perderán. En eso consiste la negociación. Una vez se tenga el texto completo, una nueva consulta con la afiliación será la que marque si CGT marca el sello o no. Así pues, trabajamos duro, defendiendo por encargo de la afiliación cada uno de los puntos. Cuando terminemos el encargo recibido de intentar plasmar todas y cada una de nuestras peticiones en el pacto, será esa misma afiliación quien juzgue si nuestro trabajo ha alcanzado los suficientes objetivos y el pacto debe ser suscrito o no con el sello de la Sección Sindical. Es el camino de la democracia directa. El concejal dice, en cada sesión negocial “…CGT tiene que consultar“. “Lo respeto“, añade. No tenemos ejecutivas, no tenemos jefes. Cada persona, un voto. La asamblea soberana. Para bien y para mal.