En el pleno del día 30, el PSOE presentó una moción que podría muy bien haber sido redactada por el PP, que pedía que la negociación del pacto de acabase antes del 31 de diciembre. Justo lo que piden las Secciones Sindicales de SOLIDARIDAD-FORZAPOL, STAZ y UGT. Estas formaciones sindicales solicitaron una asamblea en la Casa de la Mujer, pero allí no había nadie. En los carteles que pegaron por algunos lugares ponía Asamblea autorizada, y más abajo pleno, quedando en paseo Echegaray. Pero dicen que confundir, engañar y desinformar, es lo que hacemos quienes estamos por la labor de no perder al completo lo que teníamos en el pacto 2016.

ZEC pidió que se añadiese al texto del PSOE , que ese pacto fuese acordado con la mayoría de la representación sindical. La mayoría, es algo aritmético. La mitad más uno es una mayoría. Pero siempre es mejor que sea más amplia. En el debate, hubo un momento de conflicto respecto de cosas que habían hablado previamente en la trastienda el PSOE y el PP, echándose en cara que no se estaba diciendo en el pleno lo que se había acordado que se dirían. Y de hecho, hablaron de cosas que no venían a cuento. ¿Alguien cree que se pueden gastar tres minutos para justificar que un acuerdo se alcance sin mayoría de una de las partes? ¿Alguien cree que puede gastarse siquiera un segundo en esta labor?

En las astracanadas que suele representar VOX, hubo un momento a lo largo de la sesión que llegó a citar a George Orwell. Estuvo Orwell presente más tarde, en el “debate de cosas que no tienen que ver con la moción para debatir la moción” que mantuvieron PP y PSOE. Sacaron a colación la falta de personal municipal acusándose uno a otro de la falta de personal de la que ambos son responsables. En esto, ambos tenían razón. Fue entonces, viéndolos debatir, cuando apareció de nuevo Orwell y el párrafo final del libro Rebelión en la Granja. “Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro

El caso es que el trío VOX, PSOE y PP coinciden en que el pacto se ha de firmar lo más rápido posible y para ello, no es necesario que se cuente con la mayoría sindical. En este aspecto, el otro trío SOLIDARIDAD-FORZAPOL, STAZ y UGT opinan lo mismo, pacto ya. El PSOE, dice cosas malas de VOX, el fascismo y tal en cuanto le ponen un micrófono en la boca, pero coincide antes con ellos que con la izquierda (el PSOE no es de izquierdas) cuando ésta solicita que un pacto se apoye con la mayoría de la representación sindical. Pero también UGT dice que no está con SOLIDARIDAD, que es el sindicato de VOX. Y tiene razón, porque está con la coalición SOLIDARIDAD-FORZAPOL. De hecho, no es posible que FORZAPOL firme el pacto, porque carece de legalidad, y será firmado de forma necesaria con el nombre de SOLIDADIDAD-FORZAPOL. Como el acuerdo ese de los Servicios Extraordinarios.

¿Alguien cree que si las cosas fueran como las cuenta el trío de sindicatos flojos necesitaríamos gastar e invertir tanta energía en pelear para mejorarlo?. No sabemos que razón existe para que vendan las excelencias del texto actual del pacto.

Lo de STAZ es un fenómeno para investigar en Cuarto Milenio. Le gusta el texto del pacto tal y como está redactado ahora, que anda recortado, y dice que es bueno. Sin embargo, no lo firmó en 2016 cuando era mejor…

Lo de SOLIDARIDAD-FORZAPOL, tras una “campaña” electoral que decía poco más o menos que “los sindicatos son unos parásitos…” como si embutidos PEPE hace una campaña a favor del veganismo.

Y lo de UGT… no deja de ser lo mismo que lo del PSOE… una deriva extraña y difícil de entender que suscita recelo sobre cual es el discurso que pasa por su cabeza cuando salen las palabras de su boca.

Si se llega a firmar el pacto con una minoría de la representación, cosa que es legal, nos afectará a toda la plantilla. Es bien cierto que es un pacto con una redacción muy dada al populismo, a poder ser comprado fácilmente desde el prisma del egoísmo. Es mercantil, cambia el derecho por dinero, fácil de comprar bajo un espectro ideológico neoliberal y trumpista. Cada persona, en una economía de mercado, puede vender todo lo que quiera. Incluso su cuerpo. Todo tiene precio. Pero si bien es legítimo que por parte de una persona se ponga precio a los derechos, no es legítimo que se haga por parte de un sindicato. Pero para entender este planteamiento, hay que abandonar el neoliberalismo, y abrazar el sindicalismo… El SINDICALISMO con mayúsculas.